La Cuaresma, al contrario de lo que se decía antaño, no es un periodo lúgubre o triste, sino que más bien es un tiempo de encuentro con Dios, de oración y de paz interior. Jesús se retiró al desierto y oró y ayunó durante 40 días antes de entrar en Jerusalén...nosotros siguiendo su ejemplo dediquemos pues estos días a intentar acercarnos a ese Dios que tanto nos quiere, a aprender a abrirle la puerta a ese Jesús que espera incansable nuestra atención y afecto.
En la parroquia, hoy tuvimos una Misa especial...comenzamos oficialmente la cuaresma con la imposición de la ceniza y además los niños del cate tuvieron un detalle muy bonito en el momento de las ofrendas, pues siguiendo la exhortación de Jesús "quien quiera seguirme que tome su cruz y me siga" acercaron al altar cada uno sendas crucecillas de cartón, crucecillas que nos presidirán durante toda la cuaresma...Ojalá este símbolo nos sirva para de verdad ser capaces de negarnos a nosotros mismos y a nuestros egoísmos y hacer de los demás un pilar importante de nuestra vida.